La profesora y el alumno: así comenzó la historia de amor entre Brigitte y Emmanuel Macron
El matrimonio está hoy en boca de todos, tras la polémica por el manotazo que Brigitte le dio a su marido justo antes de descender del avión que les ha llevado a Vietnam.

Se conocieron en las aulas y, a pesar de que les separaban más de 20 años de diferencia, se enamoraron. Ella tenía 39 años; él, 15. Brigitte daba clases en un instituto de Amiens y Emmanuel era su alumno aplicado. Se casaron en 2007, cuando la maestra ya tenía 50 y su pareja acababa de entrar en la treintena. Hoy la profesora tiene siete nietos y su marido es el presidente de Francia.
El matrimonio está hoy en boca de todos, tras la polémica por el manotazo que Brigitte le dio a su marido justo antes de descender del avión que les ha llevado a Vietnam, donde comienzan una gira por el sudeste asiático. "Estábamos discutiendo, más bien, bromeando", ha tenido que aclarar el presidente ante el revuelo causado por las imágenes.
La relación entre Brigitte y Emmanuel, hoy de 72 y 47 años respectivamente, ya fue el objeto de todos los focos mediáticos en agosto de 2014 cuando él fue nombrado ministro: el apuesto y liberal político, benjamín del Ejecutivo galo, que había trabajado en la banca y que, además, tenía una historia de amor atípica con una cougar, es decir, una mujer madura. Una palabra que, por cierto, la primera dama gala odia: "¿Qué es esa palabra? No corresponde a nada. A mí siempre me han atraído los hombres de mi edad, salvo Emmanuel Macron, que ha sido la excepción", dijo Brigitte en 2019 en una larga entrevista con la cadena RTL.
"Nuestra pareja no es un modelo (...) Obviamente no es la pareja ideal. Estar en pareja es complicado, es una lucha diaria (...) Cuando hay un gran diferencia de edad, es todavía más complicado", añadió.

Brigitte Trogneux (su nombre de soltera), fue la profesora de francés de Emmanuel. Es madre de tres hijos -Sébastien, Laurence y Tiphaine-, fruto de una unión anterior con André-Louis Auzière. "Naturalmente que les hice daño, como todos los padres que se divorcian hacen daño a sus hijos... Pero en un momento dado comprendí que Emmanuel era mi vida. Y pienso que ellos lo han comprendido. Si mis hijos no me hubieran permitido vivir con Emmanuel, no lo podría haber hecho. Estoy muy centrada en ellos", dijo la primera dama en la entrevista citada, quien explicó que cuando todo el mundo la criticó por dejar a su marido por un hombre más joven que ella, sus hijos siempre la apoyaron.
Proveniente de una familia de chocolateros conocida en Amiens, especializados en la elaboración de macarons, un dulce típico francés, es una amante de la literatura, una maestra por vocación que, según sus ex alumnos, siempre trató de contagiar su pasión a los estudiantes, implicándoles en las clases.
El propio Macron ha contado en alguna ocasión a los medios galos que fue su esposa la que le acercó a la literatura durante su etapa escolar.
El amor nació entre pupitres hace tres décadas. La profesora daba clases en un instituto en Amiens y Macron era un adolescente cuyas capacidades ya sobresalían. Según reveló hace años un ex compañero del francés a Le Parisien, en clase la maestra siempre citaba al estudiante brillante como ejemplo. "Estaba totalmente cautivada por su manera de escribir. Él escribía poemas todo el tiempo y ella los leía delante de todo el mundo".
La diferencia de edad entre ambos no fue un obstáculo y se casaron en 2007, cuando él era inspector de finanzas. Aunque no tienen hijos en común, él disfruta de la compañía de los nietos de su esposa y, cuando su agenda ministerial lo permite, ambos se marchan a descansar a Touquet, ciudad en la que se casaron y donde tienen su segunda residencia.
"No podemos vivir el uno sin el otro", confesó la primera dama en la entrevista con RTL.